Barranquilla vuelve a ser epicentro del tenis internacional con el inicio del Challenger Masculino, un torneo que no solo reúne a talentos emergentes del circuito ATP, sino que también ofrece una vitrina crucial para los tenistas colombianos que buscan consolidarse en el panorama global. En esta edición, la presencia nacional es más que simbólica: es estratégica, emocional y profundamente esperanzadora.
Dato interesante: Nicolás Mejía, uno de los representantes colombianos en el torneo, fue el primer tenista nacional en alcanzar una final de Challenger en suelo colombiano desde 2017. Hoy, regresa a Barranquilla con la ambición intacta y el respaldo de una afición que lo reconoce como estandarte de la nueva generación.
Este lunes, desde las 10:00 a.m., las canchas duras del certamen reciben a varios colombianos que debutan con hambre de victoria:
Nicolás Mejía se enfrenta a Ganesan A. en un duelo que podría marcar su retorno al protagonismo tras una temporada irregular. Mejía, con experiencia en Copa Davis, sabe lo que significa jugar con el país en la espalda.
Más allá de los resultados, el Challenger de Barranquilla es una oportunidad para que el tenis colombiano se mire al espejo y reconozca su potencial. La ciudad, con su calor humano y su historia deportiva, se convierte en aliada de estos atletas que luchan por puntos, por reconocimiento y por el sueño de llegar al top 100 del ranking mundial.
La jornada promete intensidad, pero también identidad. Porque cada raquetazo de los nuestros lleva consigo el eco de una nación que quiere ver a sus tenistas en lo más alto.