Cada 10 de octubre el mundo conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia del bienestar emocional, incluso en entornos donde se presume fortaleza y éxito, como el fútbol profesional. Detrás de la fama, la presión mediática y el rendimiento deportivo, existen historias que recuerdan que los futbolistas también son seres humanos con emociones, miedos y vulnerabilidades.
A lo largo de los años, el fútbol ha sido testigo de tristes pérdidas de jugadores que decidieron acabar con su vida, dejando en evidencia la urgencia de hablar abiertamente sobre la salud mental en el deporte. Casos como los de Robert Enke (exportero de la selección Alemana y el Barcelona), Gary Speed (exseleccionador de Gales), Andreas Biermann (defensor alemán), Jeremy Wisten (exjugador de la cantera del Man. City) “Morro” García (exdelantero uruguayo) recordado por su paso en el fútbol argentino, Justin Fashanu (primer futbolista gay de la historia) que por el acoso que vivió decidió quitarse la vida, entre múltiples casos que hay.
Estas noticias marcaron profundamente al mundo del fútbol y encendieron las alarmas sobre el impacto de la depresión, la ansiedad y la soledad en los deportistas de élite.Las exigencias físicas y mentales del fútbol moderno, la exposición constante en redes sociales, las lesiones, la competencia por el éxito y la dificultad para asimilar el retiro son factores que pueden afectar la estabilidad emocional de los jugadores.
Por ello, distintas instituciones, clubes y federaciones han comenzado a implementar programas de acompañamiento psicológico para prevenir estas situaciones y brindar apoyo a quienes lo necesiten. Hoy, más que nunca, la conversación sobre salud mental en el fútbol debe mantenerse abierta. Porque no hay trofeo más importante que la vida misma y ningún gol vale más que el bienestar de quienes hacen del deporte su pasión.