En 1985, la Selección Colombia Sub-20 escribió una de las páginas más importantes en la historia del fútbol nacional al lograr, por primera vez, la clasificación a un Mundial juvenil de la FIFA.
Aquel equipo, dirigido por el recordado Luis Alfonso “El Chiqui” Marroquín (Q.E.P.D.), marcó el inicio de una nueva era para las divisiones menores del país y sirvió de plataforma para varias figuras que más adelante brillaron en el fútbol profesional.
Entre los integrantes de esa nómina se encontraban nombres que el fútbol colombiano recordará por siempre: J.J. Tréllez, “Pony” Maturana, Wilmer Cabrera, René Higuita, Eduardo Niño, Édison Castaño y Wilson Rodríguez, este último padre del actual referente de la Selección de Mayores, James Rodríguez.
La clasificación se logró en el Sudamericano Sub-20 de Asunción, Paraguay, donde Colombia mostró carácter, talento y un estilo valiente que llamó la atención del continente. Aquella generación no solo abrió las puertas del fútbol internacional, sino que dejó sembrada la semilla del proceso que más tarde consolidaría a Colombia como potencia en torneos juveniles.
Cuarenta años después, su gesta sigue siendo motivo de orgullo y recuerdo para el fútbol cafetero.
Fotografía cortesía de Bolavip Colombia.