En un hecho sin precedentes, la selección nacional de Cabo Verde se clasificó por primera vez a una Copa Mundial de la FIFA, asegurando su lugar en la edición de 2026 que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá. Con esta hazaña, el país insular africano no solo debuta en el torneo más importante del fútbol, sino que lo hace como el país más pequeño en participar, tanto en población como en territorio.
Con apenas 525.000 habitantes y una superficie de 4.033 km², Cabo Verde supera el récord que hasta ahora ostentaba Islandia, quien debutó en Rusia 2018 con poco más de 330.000 ciudadanos. La clasificación se selló tras una campaña sólida en las eliminatorias africanas, donde los “Tiburones Azules” vencieron a rivales como Camerún y Esuatini, demostrando que la grandeza deportiva no depende del tamaño geográfico.
Uno de los aspectos más fascinantes de esta clasificación es el origen de sus jugadores. Muchos nacieron en países como Francia, Países Bajos, Portugal e Irlanda, pero tienen raíces caboverdianas.
– Roberto Lopes, defensor nacido en Irlanda, fue contactado por LinkedIn para unirse al equipo.
– Dailon Livramento, nacido en Rotterdam, marcó el gol decisivo en la última jornada.
Este fenómeno refleja cómo el fútbol puede ser un puente entre generaciones dispersas, y cómo la identidad nacional puede fortalecerse a través del deporte.
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