Real Cartagena volvió a decepcionar. En el Estadio Jaime Morón León, el equipo auriverde empató 0-0 ante Real Cundinamarca en un partido que dejó en evidencia la falta de ideas, intensidad y ambición. Tres fechas han pasado en el Torneo Clausura de la Primera B, y el equipo aún no sabe lo que es ganar. La ilusión que se sembró en el Apertura parece desvanecerse jornada tras jornada.
El empate no fue producto de una batalla táctica ni de una férrea defensa rival. Fue el reflejo de un equipo que no encuentra el camino. Real Cartagena tuvo la posesión, sí, pero sin profundidad, sin sorpresa, sin convicción. Las transiciones fueron lentas, los ataques previsibles y la actitud, por momentos, desconectada de la exigencia del torneo.
Real Cundinamarca, con un planteamiento defensivo, apenas tuvo que resistir. Cartagena no lo incomodó. No hubo remates claros, ni asociaciones que ilusionaran a la tribuna. El cero en el marcador es apenas una cifra; el verdadero problema está en el juego.
Tres partidos, dos empates y una derrota. El equipo no responde, y la hinchada empieza a perder la paciencia. ¿Cuál es el modelo de juego? ¿Qué se está construyendo? ¿Dónde están los líderes en la cancha? Las preguntas se acumulan, y las respuestas no llegan.
La siguiente prueba será el 8 de agosto a las 3:30 p.m., cuando visite a Boca Juniors de Cali, un rival que también busca escalar posiciones en la tabla. El duelo será clave para medir la capacidad de reacción del conjunto auriverde, que necesita sumar de a tres para mantenerse en la pelea por los puestos de clasificación.
Un duelo que puede marcar el punto de quiebre. O se reacciona, o se confirma el naufragio. Boca Juniors también necesita sumar, y no tendrá piedad ante un Cartagena sin rumbo.
La camiseta pesa. La historia exige. Y la afición no está para más excusas.