Este fin de semana se confirmó una noticia que pocos querían escuchar, pero que se venía sintiendo desde hace varios torneos: Envigado descendió. El equipo antioqueño perdió 2-1 en casa contra Bucaramanga y, con ese resultado, se selló su salida de la primera división del fútbol colombiano después de 17 años ininterrumpidos en la A.
Es un golpe fuerte, Envigado no es cualquier club. Es la cuna de grandes talentos como James Rodríguez, Juan Fernando Quintero, Giovani Moreno, Jhon Córdoba, entre muchos otros que luego brillaron dentro y fuera del país. Siempre se le reconoció por formar jugadores y competir con una base joven, con una idea de juego clara y un proyecto que parecía sólido. Pero los malos resultados se fueron acumulando en los últimos años, y al final, eso pesó más que su historia.
La derrota contra Bucaramanga fue el último capítulo de una historia que venía escribiéndose hace rato.
El visitante golpeó temprano con goles de Fabián Sambueza al minuto 3 y Luciano Pons al 16. Envigado intentó reaccionar y Bayron Cortés descontó, pero no fue suficiente. Más allá del marcador, los números ya no daban: aunque aún le quedan seis partidos por jugar, ni ganándolos todos lograría alcanzar a Boyacá Chicó, que es el rival más cercano en la tabla del descenso.
Con 93 puntos en 112 partidos y un promedio de 0.83, el equipo naranja se quedó sin chances matemáticas de seguir en la A. Chicó tiene un promedio de 0.95, y ni el mejor de los escenarios permite alcanzarlo.
Así que el descenso ya es una realidad. Unión Magdalena, que está último con un promedio de 0.70, curiosamente todavía tiene opciones de salvarse, porque su promedio se calcula solo con el rendimiento del último año.
Lo de Envigado duele porque es un club que siempre le aportó algo distinto al fútbol colombiano. No tenía la nómina más costosa ni los estadios más llenos, pero tenía identidad, cantera y un estilo. Sin embargo, la falta de resultados y de renovación en lo futbolístico lo llevaron a esta situación.
Ahora tendrá que jugar el Torneo de Ascenso en 2026, como lo hizo en 2007, con la esperanza de repetir la historia y volver un año después. No será fácil, pero el reto está ahí. El fútbol da revanchas, y quizás esta sea la oportunidad para que Envigado recupere su esencia y regrese más fuerte.