El colombiano Jhon Arias tomó una decisión arriesgada en el último mercado de fichajes: abandonar el Fluminense, donde era figura e ídolo, para cumplir su sueño de jugar en Europa. El Wolverhampton pagó 20 millones de euros por su traspaso, y el extremo cafetero aceptó bajar su sueldo en un 64% para llegar a la Premier League. En Brasil, Arias ganaba 239.000 dólares semanales, mientras que en Inglaterra percibe 87.000 dólares, casi tres veces menos.
Sin embargo, el sueño no se ha transformado en la realidad que esperaba. Wolverhampton atraviesa un pésimo inicio de temporada, se encuentra último en la tabla y ha perdido todos sus partidos en la Premier League. Para Arias, la situación es todavía más complicada, ya que apenas ha disputado el 40% de los minutos posibles en liga, con solo dos titularidades en cinco fechas.
El contraste con su etapa en Brasil es abismal. En Fluminense fue protagonista absoluto, llegando a semifinales del Mundial de Clubes y obteniendo el Balón de Bronce del torneo. Hoy, en Inglaterra, pasó de ser la gran estrella de un histórico del continente sudamericano, a luchar por minutos en el peor equipo de la liga más exigente del mundo.
Lo que pintaba como un salto de ensueño hacia el fútbol europeo, de momento se ha convertido en un duro golpe de realidad para el extremo colombiano, que sacrifica minutos, protagonismo y salario en busca de consolidarse en la Premier League.